“Por todos los cristianos, para que, fieles a las enseñanzas del Señor, aporten con la oración y la caridad fraterna, a restablecer la plena comunión eclesial, colaborando para responder a los desafíos actuales de la humanidad”
[Intenciones del Santo Padre para Enero de 2017]
Tiempo ordinario
El tiempo ordinario tiene su gracia particular, que hay que pedir a Dios y buscarla con toda la ilusión de nuestra vida: así como en este Tiempo ordinario vemos a un Cristo ya maduro, responsable ante la misión que le encomendó el Padre, le vemos
crecer en edad, sabiduría y gracia delante de Dios su Padre y de los hombres, le vemos ir y venir, desvivirse por cumplir la voluntad del Padre, brindarse a los hombres… así también nosotros en el tiempo ordinario debemos buscar crecer y madurar nuestra fe, nuestra esperanza y nuestro amor y, sobre todo, cumplir con gozo la voluntad Santísima de Dios.
Crecer. Crecer. Crecer. El que no crece se estanca, se enferma y se muere. Debemos crecer en nuestras tareas ordinarias: matrimonio, en la vida espiritual, en la vida profesional, en el trabajo, en el estudio, en las relaciones humanas. Debemos crecer también en medio de nuestros sufrimientos, éxitos, fracasos. ¡Cuántas virtudes podemos ejercitar en todo esto! El Tiempo Ordinario se convierte así en un gimnasio auténtico para encontrar a Dios en los acontecimientos diarios, ejercitarnos en virtudes, crecer en santidad…y todo se convierte en tiempo de salvación, en tiempo de gracia de Dios. ¡Todo es gracia para quien está atento y tiene fe y amor!
Oración
Somos el pueblo de la Pascua. Aleluya es nuestra canción.
Cristo nos trae la alegría, levantemos el corazón.
El Señor ha vencido al mundo, muerto en la cruz por nuestro amor, resucitado de la muerte y de la muerte vencedor.
Él ha venido a hacernos libres con libertad de hijos de Dios, él desata nuestras cadenas; alegraos en el Señor.
Sin conocerle, muchos siguen rutas de desesperación, no ha escuchado la noticia de Jesucristo Redentor.
Misioneros de la alegría, de la esperanza y del amor, mensajeros del Evangelio, somos testigos del Señor.
Gloria a Dios Padre que nos hizo, gloria a Dios Hijo Salvador, gloria al espíritu divino: tres personas y un solo Dios.