Cómo es el nuevo vestuario de los nazarenos del Amor y la Caridad

Todos los participantes en la procesión -excepto los hombres de trono- vestirán la misma túnica, de sarga, en color negro, con un corte que se inspira en el hábito agustiniano, que presenta algo de vuelo en la parte inferior. La única salvedad estará en los mayordomos y cargos de la sección de Nuestra Señora, que llevarán la misma túnica pero en blanco.

También todos los participantes en la procesión -esta vez sí, incluidos los hombres de trono- se ceñirán con la correa de San Agustín. Pretende ser un signo de pertenencia, de identidad y de la espiritualidad agustiniana que impregna lo que somos y los que hacemos.

El capirote del nazareno recuerda en su parte inferior la esclavina o capilla que se sobrepone a la vestidura talar del hábito agustiniano. El corte es recto y cubre completamente los hombros hasta la altura del pecho. En el centro de la parte delantera, todos los capirotes llevarán un corazón inflamado, diseñado por el propio Urquízar. Es una recreación del emblema agustiniano que forma parte del escudo de la Cofradía. Para ganar en vistosidad y realce, el corazón va en terciopelo y bordeado por un bordado en oro con el que igualmente se representan las llamas sobre el mismo. Bajo las llamas y en la parte superior del corazón se inscribe el lema: “Charitas”.

Como los niños -muy numerosos en nuestra procesión- no llevan capirote, se ha diseñado por una parte la faraona y, por otra, una túnica con esclavina o capilla sobre la que va el corazón.

Los mayordomos, cargos y algunas insignias continuarán llevando capa y manteniendo la impronta tradicional de la Cofradía en la calle. Capas blancas para la sección del Cristo y negras para la de la Virgen. Ya que se conservan los antiguos capirotes bordados (y existe el proyecto de continuar pasando los antiguos bordados que aún conservamos al resto de capirotes de raso con el que se cubrirán los cargos), la capa incorpora la esclavina o capilla para que también en esta modalidad del vestuario permanezca el distintivo agustiniano, combinándolo con el elemento tradicional del capirote bordado.

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