El Niño Dios del Amor

 

Fray Justo Díaz, O.S.A., nos ayuda a orar ante el portal de Belén con una reflexión que va de la Navidad a la Pascua pasando por el Viernes Santo.

La Navidad no se queda encerrada en la liturgia del día del sol de nuestro 25-D. Apenas hemos visto abrirse el lirio encarnado que romperá plenamente aquella otra noche, también buenísima de la Pascua. No sin antes ser deshojado en la Cruz la fúnebre tarde del parasceve.

Ese lirio encarnado, acogido por la Virgen de la Caridad, y por el obediente José también de la Caridad; envuelto en pañales que trocarán en un paño de pureza; recostado en las tablas del pesebre que un grupo de hermanos y hermanas portarán luego, hechas cruz, en el eterno traslado de la mañana del dicho fúnebre parasceve… ese lirio encarnado, niño de Dios y Dios hecho niño… ¡míralo!… y dime si no ves en esas dulces facciones, al Hombre que trazará el signo indeleble de la misericordia de Dios hacia el hombre.

Esa mirada… esa serena frente… esas mejillas sonrosadas… esas trenzas nazarenas… hoy de infante, mañana de Cordero inmolado, son las del mismo y único Cristo del Amor.

No temas, llévale tú hoy en tus brazos y corazón. El próximo viernes santo, en fúnebre, pero esperanzado parasceve, te llevará Él en su abrazo y en su corazón abierto.

El Niño Dios del Amor… el Cristo del Amor. No dejes de contemplarle…

Fr. Justo Díaz Villarreal, O.S.A.

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